miércoles, 23 de julio de 2014

15. De la mar, el mareo

En la historia de la humanidad y del lenguaje, lo primero fue todo lo relacionado con lo material, con el cuerpo, con lo físico. Ya habría tiempo para preocuparse del espíritu. Así pues, cuando hubo necesidad de darles nombre a los estados emotivos, la lengua echó mano a unos términos preexistentes; curiosamente muchos de ellos están relacionados con la navegación y con los avatares del mar.
La palabra calma, con el sentido de paz o tranquilidad, primero significó 'quemadura, calor', y procede del griego caume, aplicado a la tranquilidad el mar que predomina durante la canícula o momento del día de más calor. De la misma manera empleamos la palabra serenidad para referirnos a un estado de ánimo apacible, sosegado, sin turbación; en su origen se usó con el significado de 'cielo sin nubes' que es presagio de mar serena y tranquila.
Zozobra es sinónimo de inquietud, aflicción o congoja del ánimo. Procede del verbo zozobrar, es decir, naufragar o lo que es lo mismo, dar la vuelta un barco cuando lo que está debajo (sub) se pone arriba (supra). Del mismo origen que risco (peñasco escarpado) es riesgo, por el peligro que corre el navegante cuando su embarcación se acerca a unos escollos.
Del verbo latino campsare 'doblar un cabo navegando' viene el nombre español cansancio. Tanto el adjetivo inoportuno como el verbo importunar están relacionados también con la navegación, pues significan literalmente el malestar y la preocupación que invaden a los marineros cuando se encuentran sin puerto (in-portus) donde refugiarse.
Entre los malestares físicos que el movimiento del barco en el mar produce a los navegantes, los más frecuentes son el mareo y la náusea; el primero claramente relacionado con la palabra mar, y el segundo con la griega naus, nave. Náusea significó primero ganas de vomitar y, después, repugnancia o asco que una cosa nos produce.

Un último ejemplo: toda broma es pesada por esencia y por etimología. Broma es el nombre de un molusco marino, especie de carcoma, cuyas valvas, funcionando a manera de mandíbulas, perforan las maderas de los barcos causándoles graves daños ya que el agua se introduce por las galerías hechas por el animalito y hace el buque pesado y lento en la navegación. Así pues, un barco atacado de broma se mueve con movimientos lentos y pesados. Este vocablo dejó de ser exclusivo del habla marinera y se aplicó a toda cosa pesada en exceso, para adquirir con posterioridad el significado de molestia, contrariedad, acepción muy usada en América donde se ha creado el verbo embromar 'fastidiar'. Broma tiene en España el significado más corriente de 'chanza, burla pesada'. Quizás la más curiosa evolución semántica de esta palabra es la que le ha llevado a desembocar en el verbo abrumar y en el adjetivo abrumado. Si la navegación de un barco atacado por la broma se hacía dificultosa debido al lastre adicional que agobiaba a la embarcación y la abrumaba, nosotros podemos sentirnos abrumados por problemas, dificultades y contratiempos de toda índole.