miércoles, 14 de diciembre de 2016

26. No fornicarás


Las convenciones sociales, las reglas de educación y la moral cristiana han marcado como tabúes lingüísticos (¡eso no se dice!) las palabras y expresiones que hacen referencia al sexo y a sus funciones anejas. Esta interdicción, que en el habla coloquial se suele saltar a la torera, es norma obligatoria y cumplida a rajatabla en ambientes mojigatos y gazmoños que obligan al comedimiento verbal si no se quiere perder el decoro y la buena reputación.
Como se sabe, el diccionario es el lugar en el que deben aparecer ordenadas y definidas todas las palabras de una lengua. Pero habría que preguntar a los señores académicos por qué mantienen, y con todo derecho, en el diccionario miles de arcaísmos y voces que sólo se usan de higos a brevas, a la par que se resisten a recoger y definir vocablos de uso corriente sólo porque son palabras malsonantes. Dice Cela que "el hecho de la inhabilitación del culo o de la puta no sería grave a no ser que lo que se veta no es la idea, sino, simplemente, la palabra".
Un ejemplo; cojo (en Argentina, agarro) el diccionario de la RAE, edición de 1984, y busco maliciosamente, como cuando éramos escolares, follar, y leo: 'soplar con el fuelle'; follarse: 'soltar una ventosidad sin ruido'. Y nada más. Me digo, desconfiando de mi ortografía, ¿no será con y? Ni hablar. Tendremos que esperar a 1992, año del quinto centenario, para que finalmente podamos ver en letras de molde follar: Practicar el coito. ¡No te jode! Además, lo de practicar el coito, cohabitar y otras cursilerías no son más que flagrantes eufemismos, ya que si los sueltas sin el acompañamiento de los gestos pertinentes tienes muchas posibilidades de que nadie te entienda, pases por extranjero y te quedes a dos velas.
Follar es hermano mayor del verbo castellano holgar, pues ambos derivan del nombre latino follis 'fuelle' a través del verbo follicare 'moverse como un fuelle'. Del mismo follicare viene también holgar (de donde huelga y juerga) significa 'descansar, estar ocioso', y también 'divertirse, disfrutar, alegrarse', si bien al principio tenía el valor de 'resollar, jadear', por la imagen del caminante que se detiene para tomar aliento en una cuesta. Y como en el trajín de hacer el amor también se jadea y se resuella, holgar vino a adquirir el significado de 'yacer carnalmente'. Sería a principios del XIX cuando este último significado se trasladó al verbo follar que, hasta entonces, había tenido el ingenuo sentido de 'avivar el fuego soplando con el fuelle'.

Entre los verbos que se refieren al acto en sí, amén del ya por fin académico follar, está el antiguo fornicar (aquel  que nos hacían aprender en el listado de los mandamientos: el sexto, no fornicarás, sustituido en versión moderna por la ambigua perífrasis no cometerás actos impuros. Deriva del latín fornicare, de fornix 'bóveda', 'túnel', porque era en lugares como estos donde solían estar las prostitutas. Pues bien, en la definición que de fornicar dan los diccionarios se halla explícita la idea de pecado y adulterio: fornicar: 'yacer carnalmente con prostituta, o con mujer fuera del matrimonio', de donde se deducen tres conclusiones; una: sólo al hombre casado le es posible fornicar; dos: ningún hombre podrá practicar el fornicio con su propia mujer; y tres: ninguna mujer, casada o soltera, tendrá la oportunidad de fornicar; como mucho, sólo podrá ser fornicada. Este sesgo machista se ve también en lo que el diccionario dice a propósito del verbo gozar: 'conocer carnalmente a una mujer'. Del gozo de conocer y disfrutar carnalmente queda excluido, según esto, el sexo femenino.