sábado, 12 de enero de 2013

12. Gangas

El que algo quiere, algo le cuesta, dice el refrán. En el mundo capitalista en que vivimos, todas las cosas cuestan dinero; hasta la muerte tiene un precio, dicen las películas y las funerarias. Cuando se nos embauca con que algo es barato no caemos en la cuenta de que esta palabra proviene de baratar, verbo que, además de 'negociar, traficar', vale por 'embaucar, engañar'. Donde parece haber sólo trueque, casi siempre hay truco. Por cierto que la palabra precio proviene de la raíz indoeuropea per- que significa 'vender, traficar'; con el prefijo pre- se forma intérprete, es decir, 'intermediario, negociador'. En griego per- se transforma en porne 'prostituta', con su derivado más conocido: pornografía.
Lo que aun siendo valioso se obtiene por poco precio, o es una ganga o es una bicoca. Curioso es el origen de la palabra bicoca. Ese era el nombre de una población italiana defendida por una pequeña fortificación. En una de las guerras que en el siglo XVI mantuvo nuestro emperador Carlos I contra Francisco I de Francia, esta ciudad fue fácilmente tomada por las tropas españolas cuando iban camino de Milán. Desde entonces bicoca se ha empleado en español como sinónimo de cosa sin importancia y fácil de conseguir; algo así como ganga. Por cierto que esta palabra tiene su historia cinegética: ganga es una gallinácea parecida a la perdiz pero muy difícil de cazar y, además, dura de pelar y de comer. Así pues, cazar gangas es andar empeñado inútilmente en conseguir una cosa que, amén del gran esfuerzo que requiere, a la postre tiene poco provecho. Irónicamente ha acabado por referirse a las cosas apreciables que se adquieren a poca costa.
Una forma  de obtener dinero es la de disfrutar (y nunca mejor dicho) de una beca. Deriva esta palabra de la voz judeoespañola bécah que significaba 'medida equivalente a la mitad de un ciclo'. Así pues, el sentido original de beca sería el de cantidad otorgada en especie o en dinero al estudiante para su manutención, de donde pasaría a designar la insignia en forma de bandolera que llevan los estudiantes que gozaban de tal prebenda.
La manera más corriente de saldar una cuenta es pagando. El verbo pagar 'satisfacer al acreedor', primero significó 'apaciguar', 'pacificar' pues deriva de la raíz pax 'paz'. Ya lo dice el refrán: el que paga, descansa y el que cobra, más. El pago se puede hacer a toca teja o a plazos. Esta forma de pagar en cómodos plazos, es invención romana y abreviatura de dies placidus, 'día (de plazo) aprobado (por la autoridad)', que era la que daba el placet o consentimiento.