martes, 17 de octubre de 2017

31. Taladro o guarrito


La lengua, cuando necesita dar nombre a objetos nuevos, acude con frecuencia al recurso de la metáfora. Así pues, para interpretar el vocabulario hemos de utilizar continuamente esta perspectiva: lo nuevo se nombra a imagen de lo viejo. Hasta no hace poco, la economía se basaba en la agricultura y la ganadería, y los animales domésticos eran imprescindibles como medio de trabajo y de sustento; quizás esta sea la razón de que muchas palabras hayan nacido como imágenes zoomórficas. Basta con mirar a nuestro alrededor para toparnos con objetos designados con palabras que aluden a animales: el ojo de buey de un edificio, la cola en la parada del autobús o la mariposa del carburador.
La distinta y complementaria anatomía del macho y de la hembra ha servido de imagen para designar a cada una de las dos piezas que encajan la una en la otra en objetos como broches, corchetes o tornillos; en la ferretería hemos de especificar si lo que deseamos es un enchufe macho o hembra; y, si pedimos una hembrilla, se supone que disponemos de otra pieza que la penetre. El carpintero ensamblará dos tablas mediante entrantes y salientes que forman un inseparable machihembrado. A este propósito, y al hablar del mundo de las significaciones, G. Rohlfs afirma: "para designar el tornillo, el taladro y el cerrojo, encontramos con frecuencia en las lenguas románicas expresiones que están en clara relación con los nombres del cerdo". ¿Por qué el cerdo? No debemos olvidar que, en el mundo mediterráneo cristiano, el cerdo ha sido pieza clave de la economía y de la alimentación. La importancia que una realidad tiene en una sociedad es proporcional al número de palabras distintas (cerdo, cochino, marrano, puerco, verraco, gocho, guarro, gorrino, tocino) de que disponemos para nombrarla.
Siguiendo con la imágenes sexuales, en nuestra lengua el nombre del cerdo aparece para designar objetos penetrantes; los de la cerda, para los que son penetrados. Todo parece arrancar de la observación de este animal doméstico y de la peculiar forma que tiene el miembro del gorrino (en el habla coloquial, gurrina es pene). La palabra barrena, proviene del hispano-árabe barrina que a su vez procede del latín veruina o jabalina, con la misma raíz verres 'cerdo macho'. La forma original de tuerca fue puerca, del latín porcus 'vulva'; el cambio p>t se produjo por influjo de la t- del contrapuesto tornillo. El nombre antiguo puerca se explica por la imagen sexual del tornillo (falo) del macho que penetra en la hendidura de la hembra o puerca (vulva). Por el mismo procedimiento, la tuerca del husillo de prensar las uvas es la marrana y el madero que encaja en una pieza hembra es el marrano.

El nombre cerrojo que, como sabemos, es una 'barra cilíndrica de hierro que entrando en otra pieza o en un agujero, cierra y ajusta la puerta o ventana', en los inicios del castellano fue verrojo, pues proviene del latín verruculum, diminutivo de verres 'verraco'. La imagen fálica de este instrumento es evidente, y fue la etimología popular la que alteró la forma original verrojo que, influida por el verbo cerrar, se asimiló en cerrojo. Así, finalmente, se explica el hecho de que el taladro eléctrico sea conocido en algunos lugares de Andalucía  con el expresivo nombre de guarrito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario