martes, 1 de junio de 2021

35. Las hijas de María

 35. Las hijas de María


Cuando la lengua necesita crear palabras para nombrar los conceptos u objetos nuevos, lo normal es que acuda a uno de los mecanismos de que dispone para regenerarse: la derivación o la composición. Por este procedimiento de una palabra base como es tierra se han derivado terrestre, terráqueo, destierro, enterrar, territorio; como palabras compuestas se han formado todoterreno, extraterrestre, terrateniente. El conjunto de términos creados a partir de una misma raíz constituye una familia léxica.

Hablemos hoy de la familia léxica formada a partir del nombre propio María. Referido originariamente a la madre de Jesús de Nazaret, en el habla coloquial de los los españoles se ha convertido en nombre progénico (maría o maruja). es decir, como designación popular o jocosa que se utiliza para referirse a cualquier mujer. Si en el lenguaje coloquial, por ser mujer se es maría, este lexema o su abreviatura mari se ha utilizado como base para formar derivados con los que referirse al hombre que es homosexual, afeminado o simplemente amanerado.

Entre el suave marica y el rotundo mariconazo se encuentran otros derivados con los que se marca una cierta gradación: mariquita, mariconcillo, mariconcete, amariconado. También está el verbo mariconear y los nombres mariconería y mariconada. El bolso que se puso de moda entre los hombres para llevar en él las llaves, la agenda, el tabaco y otros objetos es la maricona. El moña no es otra cosa que abreviatura del compuesto marimoña, del que proviene el expresivo y coloquial marimoñeo. Según el diccionario marimoña es el nombre de una planta también llamada francesilla.

Las palabras mariposa, mariposear y mariposón son más ambiguas y pueden tener diversos significados dependiendo del contexto y de la situación. Antes de ser un adulto maricón, se ha sido un niño mariquitazúcar.

Como hemos visto, de la raíz mari- se derivan palabras referidas al hombre con tendencias homosexuales o actitudes afeminadas; su tono es picante pero no necesariamente peyorativo. Pero cuando la misma mari- es el primer elemento de palabras compuestas referidas a la mujer, el tono cambia, la lengua se hace mordaz, criticona, chismosa y malintencionada.

Marimandona, mujer autoritaria; marimacho, mujer que por su corpulencia y actitudes parece hombre; marisabidilla, que presume de sabia. El lío, la confusión, la pelea tiene nombre y apellido: marimorena. Las cosas que ocurrieron hace demasiado tiempo, lo fueron en el año de maricastaña. Lo que asusta, el aparecido, el espanto es la marimanta. Para la moza de servicio ordinaria, fea y hombruna no ha habido que inventar nada; se le ha dado el nombre de maritornes en honor de la que don Quijote casi conoce en el capítulo XVI de su historia.

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