sábado, 5 de junio de 2021

37. Italianismos


La lengua española ha tomado de la italiana un buen número de voces relacionadas, sobre todo, con el mundo de las letras, del arte y de la navegación (soneto, batuta, escorzo, partitura, piloto, bonanza). La presencia de estos préstamos del italiano (italianismos) se intensificó durante el Renacimiento con el reinado de Carlos V y la llegada de soldados y artistas españoles al país vecino. En este momento vamos a referirnos a tres voces de origen italiano (gaceta, capricho, bisoño) en cuyo origen se mezclan lo curioso y lo anecdótico.


El nombre gaceta 'periódico' proviene de gazzetta, diminutivo de gazza que en Italiano significa 'urraca', pájaro que en todas partes tiene fama de parlanchín. Se llamó así esta publicación por la verbosidad mendaz de que hacían gala estos periódicos en los que abundaban las noticias políticas, literarias y sociales. Todavía perdura el dicho mentir más que la gaceta.


Otro italianismo es capricho, 'determinación que se toma arbitrariamente, inspirada por un antojo, por humor o por deleite en lo extravagante y original'. Según Corominas, procede de capriccio, que antiguamente tuvo en el país vecino el significado de 'horripilación, escalofrío', y que fue resultado de la contracción de capo 'cabeza' y del adjetivo riccio 'erizado'. Más adelante adquirió su significado actual de antojo e idea nueva y extraña en una obra de arte. Pero en la evolución y en la formación de capricho no se habría llegado a la forma y significado actual, si en el camino no se hubiera contaminado de la palabra capra 'cabra' y de las connotaciones negativas que se infieren de la actitud alocada y carácter antojadizo propios de este animal. Además, el término cabra se reitera en el lenguaje proverbial y en la fraseología cotidiana como imagen de la mujer. No cabe duda de que en estas equivalencias semánticas late una misoginia pertinaz ya que no se pierde ocasión de señalar que la veleidad y la inconstancia son connaturales con la mujer.

El adjetivo bisoño es otra palabra incorporada a la lengua española en el siglo XVI, la época de las guerras entre Carlos I de España y Francisco I de Francia en suelo italiano. Como se sabe, fueron muchos los españoles que tuvieron que ir a Italia a guerrear; allí, estos soldados nuevos o novatos, al no saber italiano, tenían que ingeniárselas con muy pocas palabras para hacerse entender. Una de las que más empleaban y aprendieron primero fue bisogno, que en la lengua italiana significa literalmente 'yo necesito'. Por todas partes se oía a los soldados españoles recién llegados: Bisoño pan, bisoño carne... Esto les cayó en gracia a los italianos, que los llamaron inmediatamente bisoños. De esta forma, el italianismo bisoño sirvió para designar al soldado nuevo y, por extensión, se aplica ahora a todo aquel que se considera inexperto o novato en cualquier arte u oficio, es decir, a los principiantes.


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