lunes, 7 de junio de 2021

38. Tributos


Para agilizar los trámites de la compra-venta y en sustitución del engorroso trueque de productos, la humanidad no tuvo más remedio que inventar el dinero. Aunque fueron los fenicios los primeros en utilizarlo, la palabra castellana dinero procede del nombre de una moneda romana, el denario, llamada así porque cada una de estas monedas equivalía a diez (deni 'cada diez') ases. Entre los muchos sinónimos de dinero (plata, pasta, cuartos, parné) el más antiguo es el de pecunia, derivado de pecus (ganado) porque la riqueza también se medía por el ganado que se poseía.


El dinero en metálico es la moneda. A las piezas de metal (oro, plata, cobre) se les dio el nombre de monedas porque, durante siglos, el único lugar de Roma donde se podía llevar a cabo su acuñación fue el templo de Juno Moneta. El epíteto de Moneta (avisadora) se lo pusieron los romanos a Juno por haber puesto en guardia a la población de que se iba a producir un terremoto.


Una de las grandes aportaciones de los romanos a la cultura occidental ha sido el haber sentado las bases del Derecho y de la Administración del Estado. Y para que cualquier gobierno funcione, una de sus primordiales tareas es la de organizar la recaudación de los impuestos, gravámenes y tributos. La palabra tributo se ha formado a partir de la latina tribus, cada una de las tres divisiones tradicionales del pueblo romano, y el tributo era la contribución fijada a cada tribu.


El sitio donde se supone que está guardado el dinero que se recauda es el tesoro o erario público. La voz erario está formada a partir de aerarium, de la raíz aes 'cobre', porque era el metal más usado para acuñar monedas. El encargado de recaudar los tributos es el fisco. En latín, fiscus es 'espuerta de juncos o de mimbres'; se llamaba así porque el dinero recogido con los impuestos se transportaba y guardaba en espuertas.


Por mor del dinero siempre ha habido ricos y pobres. La palabra rico proviene del gótico reiks donde significaba 'poderoso'; es una vieja prueba lingüística por la que se atestigua que el poder y la riqueza casi siempre van juntos. En cuanto a pobre, procede de la raíz indoeuropea pau-paros, con el significado de 'el que produce poco'. Es el colmo: además de pobre, parado.


Con la sana intención de eliminar las diferencias sociales, hubo quien se declaró defensor del proletariado no sólo por ser la clase más baja de los ciudadanos, sino para rescatarlo de la función que le habían dado los poderosos. La palabra proletariado, aunque de uso muy raro hasta el siglo XIX, etimológicamente deriva de prole, que como bien sabemos significa descendencia, pero con el sentido inherente de numerosa. Aunque en la actualidad se usa para referirse al obrero, ya en la antigua Roma el proletario era el ciudadano pobre y plebeyo que sólo podía ayudar al estado con su prole.

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