lunes, 12 de noviembre de 2012

6. Izquierda y derecha

Huyendo del caos (el desorden es no saber dónde está el bien y dónde el mal) la humanidad ha organizado el espacio mediante unas coordenadas que distribuyen el mundo siguiendo un esquema simple: a la derecha está lo positivo, lo correcto, lo puro; la izquierda será para lo negativo, lo torpe, lo impuro. Cuando, por mor de esta concepción, la palabra latina sinistra (mano izquierda) se cargó con valores negativos y desembocó en siniestro, con el significado de 'funesto, aciago, fatídico y catastrófico', el castellano toma para reemplazarla un nuevo término, izquierdo (del vasco ezker, relacionado con 'torcido, contrahecho') en el que persisten las connotaciones negativas. Lo mismo sucede con el sinónimo zurdo (también del vasco zur 'avaro'). Tampoco es positivo el valor de la palabra zocato (del árabe suqat que literalmente significa '[dátil] que se cae sin madurar').
Se insiste continuamente y en todas partes (en francés droít es igual que justo, honesto, mientras que gauche significa torpe, torcido; en italiano se llama a la mano izquierda stanca, esto es, manca, defectuosa) en el valor peyorativo de lo izquierdo como algo inmaduro, defectuoso, que no sirve. Por el contrario, dirictum es lo derecho, lo correcto, el lado reservado para los buenos: "los justos se sentarán a la diestra de Dios Padre", dicen los evangelios. Por cierto que la palabra derecho o directo se ha formado a partir de la raíz indoeuropea reg- que significa 'mover en línea recta', 'conducir', de donde también proceden palabras como director, rey, rajá o rico, esta última con el significado original de 'poderoso, fuerte'.
Y como no podía ser de otro modo, lo superior es la morada de los dioses y de los buenos, y el infierno es lo inferior (en latín inferus), donde habita el mal. Todo lo que no tiene vida tiende a descender, a caer; nuestra palabra cadáver es derivada del latín cado y significa 'cuerpo caído'. Uno de los habitantes de ese mundo inferior o reino de las tinieblas es la tortuga, animal al que los orientales y los antiguos cristianos consideraban la personificación del mal. Su nombre deriva del latín tartaruchus, y éste del griego tartaros 'infierno' y ekeos 'habitar'.
Ordenado el mundo, el hombre busca el camino correcto para no pecar, palabra que proviene de la raíz ped- 'pie', de donde proceden pecador y peor cuyo significado original es 'que tropieza'. Para ello interroga a los dioses-astros mirando al cielo por (no en) el templo. En latín, templum era un espacio abierto en el techo de los recintos sagrados por el que se podían observar los astros; de templo viene contemplar 'dirigir la atención y la mirada hacia algún sitio'.

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